Mi diario de #yomequedoencasa

Hoy, cuando han pasado 8 días de estar en casa por causa del coronavirus, empiezo a publicar este diario, con mis vivencias y las cosas que voy haciendo o pensando.

La primera semana de estar en casa ha sido un poco extraña, supongo que me ha pasado igual que a muchas otras personas: desde el momento en que el presidente de gobierno declarando el estado de alerta para toda España, me pasé horas delante de la tele siguiendo noticias, ruedas de prensa y tertulias. Y enganchada a la prensa, una réplica de la TV. Por otra parte, el wappsap se volvió loco, con todos los grupos enviando todas las ocurrencias que iban surgiendo en redes sociales, y que al menos me hacían reír.

Pasados tres día no sabía en qué día vivía. La TV con noticias en bucle, sin la programación habitual, con noticias continuamente contribuían en gran medida a esa perdida del sentido del paso del tiempo: estaba viviendo siempre lo mismo, lo único que cambiaba era la cifra de afectados por el virus y eso no me ayudaba.

Eso me llevó a cambiar hábitos: Noticias a las horas de las noticias. Y serie a la hora de la bici estática, porque hay que moverse. El resto del día me ayuda mucho la música, que me permite compaginar con otras actividades. En dos días me he hecho un puzzle de 1000 piezas. Y por supuesto me encargo de la comida.

También hago el pan. Las masas siempre me han gustado, y ahora no hay excusa para no hacer el pan en casa. Pronto aparecerán en el blog las recetas y e video de esos panes maravillosos.

Como todos estoy viviendo mi propia preocupación por si me contagio o se contagia alguno de los míos, y siento las mismas carencias que supongo a todos. Quien más me preocupa es mi madre, a punto de cumplir los 99 y sola en su casa. Cada día hablamos por la mañana y por la tarde y es sorprendente la fortaleza y el ánimo que tiene. Ella es una creyente sin fisuras, y dedica la mayor parte de su tiempo a rezar para que esto acabe cuanto antes.

La tecnología me mantiene conectada con los hijos y los nietos, aunque las ganas de abrazos y caricias se van acumulando día tras día. A Martín, con sus tres años recién cumplidos le ha gustado que le enseñemos por el teléfono libros de los que tenemos en casa. Desde aquí les mando un besazo a todos, de maenra especial a Rafa y Anabel, porque ellos lo tienen más difícil, tienen que mantenerse fuertes y cuidar a los niños. Irene y Paco, en Suecia, todavía pueden salir.

La idea del diario está inspirada en el diario que escribe mi buen amigo Juan Maria Casado 

 

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