La harina de setas es un producto elaborado a partir de setas silvestres deshidratadas, que, una vez seleccionadas, son trituradas hasta convertirse en harina, sin conservantes ni ingredientes añadidos. Está hecha de forma totalmente artesanal y permiten que los hongos se puedan incorporar a la cocina de muchos hogares.

Su uso abre muchas posibilidades, dado la gran variedad de harinas que existen, y la disponibilidad durante todo el año, en contraste con la estacionalidad de las setas frescas.

Las harinas de setas  se pueden utilizar como sazonador para muchos platos de carne, pescado o salsas, eliminando por tanto la sal, de modo que se recomienda para aquellas personas que necesitan reducir su consumo. Para ello las mas adecuadas son la harina de Boletus edulis y la de senderuela.

Estas harinas son un estupendo potenciador del sabor. Solo hay que oler cualquiera de estas harinas y dejar volar la imaginación y a partir de ahí, experimentar. Añadirlas  a nuestros platos para enriquecer y aromatizar arroces, patés, cremas, purés, salsas o masas.  Con ellas puede sazonarse un huevo frito o una tortilla, condimentar un arroz o una pasta e incluso combinarlas al gusto con el pan rallado o con la harina de los rebozados, consiguiéndose excelentes y sorprendentes resultados.

También estas harinas sirven para aromatizar aceites, vinagres y licores. Tan solo es necesario mezclar ambos productos y dejarlos reposar un par de días. Los aceites así tratados tienden a ranciarse con mayor rapidez, por lo que no interesa prolongar mucho su fecha de consumo.

El “consumo preferente” de los hongos deshidratados y de las harinas de hongos suele ser de dos o tres años para los comercios, pero una partida totalmente desecada y guardada en un bote hermético puede durar mucho más tiempo.

La cocina con los hongos desecados es sana y aceptada con entusiasmo en los círculos vegetarianos, queda incluida en dietas especiales y supone disponer todo el año de un condimento gastronómico de alta calidad, libre de gluten y de lactosa.

En cuanto al precio, hay que tener en cuenta que un gramo de harina equivale a 10 gramos de hongo fresco y además aporta mucho más sabor. Resulta así una forma de cocinar más económica de lo que se puede pensar.

Algunos de estos consejos me los han proporcionado en Casa Ubieto, un establecimiento especializado y un referente de la micología aragonesa.